Por Lemay Padrón Oliveros, Enviado especial

París, 22 ago (PL) Sustituir nada menos que al multicampeón mundial y tres veces dorado olímpico cubano Mijaín López era la misión del joven Oscar Pino para el Campeonato Mundial de lucha de París-2017.

Hoy era su primera gran oportunidad y la aprovechó, al obtener tres victorias y seguir con la posibilidad de alcanzar una medalla de bronce en la división de 130 kilogramos del estilo grecorromano.

Poco a poco me fui sintiendo mejor y agarré más confianza. Cumplí el objetivo trazado por los entrenadores, siempre tratando de forzar a los rivales en el orden físico con una lucha intensa, y el resultado se vio, comentó.

Pino añadió que se entrenó muy duro para buscar un buen resultado y agradeció la oportunidad que le dio López de estar aquí, por lo que trató de representar a Cuba lo mejor posible.

Lo importante era estar aquí para poder aportar una medalla, señaló el caribeño, de solamente 23 años, quien también valoró de manera positiva la base de entrenamiento realizada en Italia.

En semifinales, Pino no pudo con el turco Riza Kayaalp, el gran rival de López en la última década, pero no se amilana de cara a lo que le resta.

Di el máximo, me sentí bien físicamente y en los últimos momento forcé, pero se acabó el tiempo. Para ganarle a los grandes hay que hacerlo todo bien, y en el primer tiempo no pude marcar, explicó.

En La Habana, su compatriota le animó todo el tiempo y le dio algunos consejos.

No fue solo para enfrentar al turco, sino a todos los rivales; que no caminara hacia atrás ni aflojara el ritmo. Esto es un Mundial y todos los rivales son duros, confesó.

Por último, todavía un poco contrariado por la derrota en semifinales, insistió en que su tarea no está terminada.

Voy a darlo todo en esta última pelea, prometió con respecto a la posibilidad de mantener la pujanza de Cuba en esta categoría, en la cual prácticamente no falta del podio desde 1991.

ocs/lp